Con alegría y cariño. Así vivieron los estudiantes de Almondale Lomas el Día de la Convivencia Escolar, que se celebró el 26 de abril. Batucadas, bailes y pintacaritas fueron parte de las actividades preparadas por el colegio para regalonear a sus alumnos durante los recreos.
En la sala, en tanto, la actividad se enfocó en lo emotivo. Cada alumno escribió de manera anónima en un papel lustre su compromiso para mejorar la convivencia dentro del curso y el colegio, mensajes que se agruparon en papelógrafos que luego se pegaron en lugares visibles y significativos.
Gabriela Capelli, psicóloga del establecimiento, explica que el objetivo de esta dinámica es ayudar a que cada uno de los miembros de la comunidad educativa sean conscientes de que la buena convivencia escolar depende de las acciones individuales de cada uno, por lo que es importante que todos nos hagamos responsables de aportar a ella. “Alumnos, apoderados y profesores, tienen un rol importante y pueden contribuir con pequeñas acciones a fortalecer la convivencia positiva, siendo amables y cordiales, sonriendo y saludando al otro”, sostiene.
La psicóloga explica que este año el área de Convivencia Escolar está principalmente enfocada en la contención emocional: “Estamos ayudando a los estudiantes a aprender a jugar y convivir en la realidad. Estuvieron mucho tiempo conviviendo de manera virtual, por lo que estamos enseñándoles a expresarse de manera adecuada, a identificar las emociones y comprender lo que les pasa, fortaleciendo la empatía y el trabajo en equipo”.
Asimismo, Gabriela Capelli señala que el trabajo del colegio es un complemento de lo que se hace en casa, por lo que es importante que los padres conversen con sus hijos diariamente sobre sus actividades, sentimientos y dudas; que les ayuden a observar las situaciones desde distintos puntos de vista, favoreciendo en ellos el desarrollo de la empatía, el respeto y la solidaridad hacia quienes les rodean.
Además, les sugiere mantener una comunicación regular con el colegio y ante cualquier conflicto dentro del establecimiento informar de inmediato, utilizando los mecanismos que se dispone para ello, como entrevista, school diary y/o correo electrónico, evitando canales informales como los WhatsApp del curso para plantear problemas, puesto que muchas veces solo logran generar ansiedad en los demás apoderados y estigmatizar a los niños involucrados. “No debemos olvidar que los estudiantes son menores de edad, están aprendiendo y, por lo tanto, es esperable que se equivoquen”, afirma.